Soledad amarga.

Hay tantas cosas que nuna dije en vida, que eres todo cuanto amo

Llegué caminando a Central Park, hacia bastante frío, pero mi temperatura no bajaba. Me senté en un banco y me saqué un piti, ayudaban a no pensar demasiado... y quién sabe, a lo mejor atacaban mi memoria y dejaba de recordar según que cosas.

De nuevo me quedé sin dormir. Llevaba dos años sin apenas dormir una hora al día, mi cerebro se negaba a cerrar los ojos y no era porque mi poder estuviera en su máximo auge. No, me había convertido en una auntómata capaz de hacer que sentía algo.
Caminé durante varias horas por la ciudad y me quedé mirando la luna en medio del parque. Había alguien fumando, pero me daba corte pedirle un cigarro.

Noté la presencia de alguien, pero me importó lo más mínimo. Di otra calada al piti y saqué de mis patalones mi cartera. La abrí y observé la pequeña fotogafría doblada y algo rota... Suspiré, la echaba tanto de menos. En la foto salíamos los dos, riéndonos. Era la típica foto de fotomatón... aún recordaba esa tarde... y a ella, con aquella sonrisa que iluminaba mi corazón. Cerré la cartera, negándome al dolor y di otra calada.

Recordé las veces que Dorian se enfadaba porque me iba a pasear por los parques sola. Nunca le conté lo de mi poder, no lo entendería. Sentí la necesidad de beber algo, pero no podía volver a caer en la bebida. Miré el chico que estaba sumido en sus pensamientos
-¿Me das un cigarro?-Intenté sonar algo amable.

Oí una voz hablandome, alcé la mirada.
-Claro...-Murmuré, me levanté y tanteé mis bolsillos, hallé el paquete y se lo entregué.-Sírvete...-Quedaban un par de cigarros, tendría que comprar.

Aceptó el cigarro y busco un mechero en los bolsillos de mi pantalón sin mucho éxito. Le iba a pedir fuego cuando me di cuenta de que lo conocía.
-Ender, ¿ te importaría encederme el cigarro?-Le dediqué una sonrisa.

La miro receloso.
-¿Nos conocemos?-Pregunté dubitativo, unque su cara me sonaba. Chasqueé los dedos y de ellos salió una llamita.

Asentí y le di una calada al cigarrillo-Creo que me volveré a teñir de negro, de rojo nadie me conoce. Soy Ane-Dije sentándome a su lado.

Me quedé un rato callado y pensativo, recordándola, hasta qu me acordé de aqulle noche.
-¡Como!-Exclam´, pero sonreí.-Cuánto tiempo...

6 largos años, que veo que no han sido los mejores-Le miro directamente a los ojos. Se puede ver una sombra de dolor-Tienes que dejarla ir, nada dura eternamente. Por mucho que te tortures nada va a cambiar- No sé por qué le solté el discurso. Quería ayudarle.- Sé que no soy la más indicada, pero puedo ayudarte. No me preguntes por qué sé que estás mal. Puedo verlo en tu mirada, está marchita y en cenizas. Has perdido el fuego que tenías en ti, te consumes en vano.

Me quedé en silencio, oyendo lo que me dijo con atención. Era cierto que ya no era el mismo chico de antes... pero solo el viento sabía todo lo que había sufrido tras perder a lo único que me había llenada.
-No puedo.-Contesté simplemente, odiandome a mí mismo por no ser fuerte.-Nunca podré... olvidarme. Y me volví a quedar en silencio. L eché una mirada, se veía que ella tampoco pasaba por uno de sus mejores momentos.-Parece que estos seis años tampoco han sido productivos para ti.

Sonreí , hacía tiempo que no repetía ese gesto-Han sido mis mejores años-Dije muy firme-Perdí mucho como tú. Pero aprendí a ser fuerte, un filósofo dijo una vez que la verdadera felicidad es ser todo lo feliz que puedas ser en las distintas etapas de tu vida. Que todas las decisiones que tomes, te lleven a sentirte en armonía contigo mismo.

Sé que pensarás que te digo algo imposible, diciendo que debes olvidar lo sucecido. No debes llorar por lo que has perdido, sino sonreír por lo vivido. Fuiste feliz con ella, eso es lo que debes recordar. El resto es algo que tenía que pasar, el destino existe. Nadie puede cambiarlo ni sumirse en el pasado. Ni siquiera los que pueden volver al pasado se les pasa la idea de cambiarlo, puesto que de cada cosa que haces SIEMPRE aprendes algo- Me recliné más sobre el banco, me empezaban a pesar los párpados.


( Off: toma discurso filosófico xD)

Noté como las lágrimas se arremolinaban en mis ojos.
-Pero la echo tanto de menos...-Sollocé.-Ella era la única persona que vio lo que era en realidad... y fue todo por mi culpa.-Me cubrí la cara con las manos, destrozado.

Le miré entristecida. Me daba realmente pena. Era un buen chico, pero no se daba cuenta de lo que supone vivir y ser especial. Sequé las lágrimas de sus ojos-Ella siempre estará contigo. Eso es lo único que debes pensar. Nada fue culpa tuya, tan sólo has de aprender a controlar tus poderes. Sé que pensarás que tenías que haber aprendido antes. Pero el destino elige como suceden las cosas.

Sollocé de nuevo.
-A veces pienso que fue un castigo por mis pecados...-Murmuré, aún dolido.-Que me lo merezco, pero... es como si tuviera una cicatríz en el pecho. Y se abre todos los días, no puedo mirarme en espejo y no pensar que soy un monstruo. Un puto monstruo, no me controlé y... y me enfade por una gilipollez...

No eres ningún monstruo. Pero podrías serlo si sigues así, estás en una depresión que puede derivar en algo peor. Necesitas control, solo eso. Y por favor deja de llorar, o te haré compañía y verme llorar es algo extraño-Comenté conteniendo las lágrimas, yo también había hecho cosas horribles con mi poder.

Sacudí la cabeza.
-Lo siento... de verdad, pero... es tan duro.-Dije intentando sernarme.-Quiero olvidar, pero es dificil... y te estoy comiendo la cabeza.-Me quité las lágrimas.-Joder, que yo antes molaba...

Reí amargamente-Sigues siendo la misma persona, tan solo has cambiado un poco. Y no me comes la cabeza, me gusta ayudar a la gente.

-Ahora en vez de ser un delincuente juvenil soy un rico empresario.-Bronmeó.-Ja, ya me gustaría... en fin, gracias por haberme escuchado... suelo quejarme bastante y ya no me hacen caso, lo típico.-La miró.

Bueno, eres un crío aún-Digo mirando como el cielo tiene aspecto de tormenta-Creo que va a llover.

-Sí,-asiento.-un crío con bastantes problemas.-Alzo la mirada al cielo, al igual que ella.-Ojalá... me encanta caminar bajo la lluvia.-Puntualicé.

Y a mí-Corroboré, como había previsto empezó a llover lentamente mojando el asfalto-Me parece que tenemos que irnos.

-Sí, supongo que sí...-Recordé que había dejado a Alice preocupada.-Debería volver ya... me ha gustado hablar contigo.-Le dediqué una media sonrisa.

Lo mismo digo-Le doy una tarjeta con mi dirección-Por si algún dñia necesitas hablar, estoy allí 24 horas. No duermo-Dije un poco apenada.

Cojo la targeta sonriendo.
-Claro...-La guardo.-Nos vemos pronto.-Y comienzo a caminar, le debía una disculpa a Alice.